En Chilcuautla, un municipio con una riqueza cultural invaluable, Gabriela Escamilla ha marcado un antes y un después en la historia política. Abogada de profesión y con una trayectoria que refleja dedicación y entrega, se convirtió en la primera presidenta municipal elegida por el voto ciudadano, un logro que demuestra el avance de las mujeres en la política y el reconocimiento de su capacidad de liderazgo.
Originaria de Chilcuautla, en el corazón del Valle del Mezquital, Gabriela creció en un entorno donde el trabajo duro y el compromiso fueron pilares fundamentales. Su madre, una maestra jubilada de educación indígena, y su padre, un campesino dedicado a la agricultura, le inculcaron valores como la responsabilidad, la disciplina y el amor por su comunidad.
Desde temprana edad, Gabriela participó en la vida comunitaria, encabezando comités y proyectos que buscaban el bienestar social. Su primer acercamiento con el servicio público fue como Secretaria General Municipal, donde demostró su capacidad organizativa y su compromiso con la ciudadanía. Con el tiempo, su vocación de servicio la llevó a postularse para la presidencia municipal, obteniendo un triunfo histórico el pasado 2 de junio.
Más allá de los títulos y cargos, Gabriela es una mujer resiliente, valiente y profundamente humana. Su nobleza y empatía la han llevado a conectar con las necesidades de la gente, a involucrarse de lleno en los problemas sociales y a buscar soluciones que transformen la vida de su comunidad.
Para Gabriela, el cambio es posible y el trabajo diario es la clave para lograrlo. Su meta es que Chilcuautla siga avanzando, con oportunidades para todos y con un gobierno que realmente escuche y atienda a su gente. Hoy, con determinación y esfuerzo, demuestra que es tiempo de mujeres, tiempo de hacer historia y de construir un mejor futuro para todos.